Visiones
Cedida |
Comparte

En el Día de la Madre, celebramos el esfuerzo y labor de millones de madres en todo el mundo. Se estima que más del 50% de las mujeres en Chile tienen hijos; una cifra que marca una tendencia y que para algunas familias tiene mayores desafíos cuando sus niños nacen o desarrollan alguna discapacidad cognitiva severa.

En nuestro país, miles de jóvenes y adultos tienen daños neurológicos irreversibles; o son discapacitados mentales severos y profundos. Muchos de ellos son acogidos por el Pequeño Cottolengo de Cerrillos, que hace 54 años, tomó esta problemática social.

Gran parte de sus residentes tiene situación de abandono total de sus familias, procedentes de diversas regiones del país y que en su mayoría han ingresado al hogar por medida de protección. Allí cuentan con sus cuidadoras, que muchas veces cumplen el rol de “madres sustitutas”, que protegen y ayudan a vivir a cerca de 300 residentes con discapacidad intelectual, profunda y severa.

“Como funcionarias tan cercanas a la realidad de nuestros residentes, debemos tener la capacidad de comprenderlos y atender sus necesidades puntuales. Desde mi área nos preocupamos de las dietas, incluso la consistencia y solidez de la comida, por las problemáticas de los pacientes. Soy mamá también de un niño de un año y no puedo no empatizar. Así mismo, aquí pasamos a ser, de alguna forma, del núcleo familiar de los residentes. Les damos afecto y creemos en ellos. Sus sonrisas reflejan un amor desinteresado que nos hacen mejores personas”, cuenta Verónica Canales, auxiliar de alimentación con tres años de experiencia en Pequeño Cottolengo.

La residencia se destaca por orientar su accionar hacia un enfoque de tipo familiar, para lo cual cuenta con infraestructura y funcionamiento a partir de pequeños hogares donde sus integrantes comparten las actividades diarias básicas de alimentación, descanso, aseo y recreación; además de todo un completo programa de rehabilitación, inclusión y esparcimiento.

“Sabemos, por ejemplo, que cada mamá de Chile hace un trabajo maravilloso para hacer de su hogar un lugar amoroso. Nos inspiramos en ese vínculo para acoger a muchos niños, que llegan aquí en situación de abandono. Es ahí donde conectamos con el rol maternal desde nuestra forma de trabajar. Cada cuidadora e integrante de Pequeño Cottolengo, busca generar bienestar, confianza y cercanía en todos nuestros residentes, respondiendo a sus necesidades para vivir en armonía”, destacó Cristián Glenz, director ejecutivo de Pequeño Cottolengo.

Todo a través de un bajo un Modelo de Gestión Integral (GESIN) único en Chile, que en 54 años de existencia se ha ido adaptando a las necesidades de ayuda social, el cual considera una serie de programas como la intervención psicosocial, la acción en redes, educación especial, programa de voluntariado, talleres, alimentación, entre otros.

Hoy la entidad cuenta con distintas direcciones, entre ellas la dirección social; la dirección educativa; la de operaciones para las instalaciones; y la dirección de salud clínica y nutrición, donde trabajan más de 350 funcionarios, desde TENS, kinesiólogos, profesores, terapeutas ocupacionales, médicos, etc.

Además, parte importante del modelo radica en la dirección de rehabilitación, que se enfoca en distintos ámbitos como la kinesiología, fonoaudiología, terapia ocupacional, equinoterapia y comprende terapias hasta en un huerto comunitario.

“Soy mamá, y trabajar en Cottolengo me ayuda a tener otra mirada del desarrollo del ser humano; y obtener herramientas para trabajar, por ejemplo, con nuestros residentes infantiles. Creo que la mujer, desde una mirada de género, es capaz de asumir el cuidado como un compromiso natural, marcado por el afecto y la responsabilidad”, cuenta la fonoaudióloga del área de Rehabilitación de Cottolengo, Karina Valenzuela.

El rol de los cuidadores en Chile

El estudio MICARE titulado “Personas cuidadoras y trabajo de cuidado en Chile”, que tuvo su primera ola de datos en 2023 y es desarrollado por el Instituto Milenio para la investigación de Cuidado, distingue en Chile dos tipos de establecimientos formales: Los Establecimientos de Larga Estadía para Adultos Mayores (ELEAM) y Establecimientos para las Discapacidades Intelectuales y del Desarrollo (DID), como Cottolengo.

“El cuidado es un fenómeno social complejo que puede ser entendido desde múltiples niveles y considera a numerosos actores. Cuidar es una acción que tiene el poder de crear a su alrededor una imbricada red de relaciones afectivas y sociales que dan sostén al tejido social”, cuenta Marcela Tenorio, directora Alterna de MICARE.

En ese ámbito, el estudio revela que más del 90% de las personas cuidadoras formales encuestadas son mujeres de mediana edad (media de 43 años en ELEAM y 45 años en instituciones DID). Y que, a pesar de las complejidades y rol de un cuidador, un 87% de ellas está satisfecha con su rol.

Últimas Noticias