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Después de casi nueve meses del grave accidente que lo dejó con el 90% de su cuerpo quemado, Ignacio Lastra se enfrentó nuevamente a las cámaras en Vértigo y dio a conocer su nueva apariencia.

El ex chico reality dio a conocer algunos detalles de su accidente y posterior proceso de rehabilitación, e incluso se tomó el tiempo para criticar a algunos medios que lo acosaron en busca de la primera imagen.

Si bien hubo personas que destacaron su fuerza para sobreponerse al adverso diagnóstico, varios de los televidentes criticaron su actitud, tildándola de soberbia, arrogante y grosera.

Sin embargo, esto podría tener una explicación médica. Según señaló a Página 7 el neurocientífico de la Universidad Santo Tomás Orlando Villouta, la criticada conducta podría responder a algo más serio.

“Desde la neurociencia cognitiva existe lo que se llaman las funciones ejecutivas, que es la capacidad que tenemos para planificar respuestas adaptadas al entorno, procesando la información que viene de él y de nuestra experiencia: monitorizar nuestro comportamiento, establecer metas y generar conductas acorde al contexto”, comenzó señalando, explicando que estas funciones radican en la corteza prefrontal.

Cuando existen períodos de falta de oxígeno en el celebro, que en el caso de Lastra se habrían dado durante los 10 minutos que estuvo declarado muerto, “los trastornos psiquiátricos producto del accidente de esta red neuronal que sustenta estas funciones se pueden alterar, generando conductas no propias al contexto”, indicó el experto.

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En este sentido, Villouta explicó que Lastra podría tener un síndrome disejecutivo, síndrome frontal o frontalización, lo que “puede generar una falta de control inhibitorio en lo que dice”. De esta manera el ex chico reality se expresaría “sin ‘filtrar’ acorde al contexto, muestra un comportamiento más desinhibido, a veces un poco agresivo, con frases o bromas que no son contextualizadas al 100%”.

Según el neurocientífico, esto “se puede trabajar tanto farmacológicamente como con psicoterapia, para lograr hacer un proceso de neuroplasticidad adaptativa (reorganización de las conexiones neurales), para así estabilizar la red que sustenta estas funciones”.

Finalmente, Villouta señaló que no es un tema simple como para tildar a Lastra de arrogante o grosero: “Hay que tomar conciencia de que hay muchas conductas atípicas que debiéramos poder pesquisar para consultar a tiempo. La sensibilización, entrega de información y atención oportuna en torno a este tema depende tanto de las políticas públicas de salud mental, como de los profesionales de la salud”, finalizó.

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