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Según el censo de 2007, solo el 30% de la superficie tenía equipamiento moderno. Se considera que el nivel de tecnología es apropiado, aunque no se descartan mayores avances. Desde la IX Región al sur se esperan los mayores crecimientos en infraestructura.

El riego localizado, o tecnificado como se suele nombrar al riego por goteo, aspersión, microjet, cinta o pivote, según estimaciones de especialistas, cubre cerca del 40% de la superficie nacional agrícola actual. Un gran salto, si se considera que hace 11 años este sector rasguñaba el 30% y hace 21 años solo el 9% del millón 93 mil hectáreas productivas del país, según los censos agropecuarios de 1997 y 2007.

Esta carrera de modernización llega a tal punto, que hoy ningún proyecto parte en su análisis sin considerar la incorporación de alguno de estos sistemas. 

No obstante, aún queda mucho por avanzar tanto en la incorporación de tecnologías, como en que el país se ponga al día en obras mayores, como embalses y canales, que están en carpeta, pero no avanzan al ritmo que se requiere. También se espera que en los próximos años la zona desde la IX Región al sur tome protagonismo en cuanto a crecimiento y uso de modernas tecnologías de riego, lo que por ahora se hace en forma precaria. La necesidad se ha impuesto por el impacto del cambio climático -con cambios en la pluviometría- como por el boom de las plantaciones de frutales, que está demandando mejores equipos.

En cámara lenta

Gran parte de la renovación se debe a la Ley de Fomento a la Inversión Privada en Obras Menores de Riego y Drenaje Nº 18.450, de 1985.

“Ha sido una política pública muy positiva; sin embargo, se descuidaron los grandes proyectos, como embalses y canales que en este minuto tienen una falencia mayor, y eso es debido a que no ha habido políticas públicas de largo plazo, pensando en el cambio climático”, plantea Felipe Martin, presidente de Agryd, la Asociación Chilena de Riego y Drenaje.

Aunque en los últimos años se ha tomado acción respecto de esto, el atraso se hace sentir y, los especialistas insisten en que se requiere actuar desde la autoridad. “No es que se vaya a secar el país, pero sí vamos a tener problemas en diferentes áreas, como por ejemplo, que se nos secó la laguna de Aculeo, o que vayamos a tener menor capacidad de agua en ciertos sectores que son altamente productivos, llámese de Santiago al norte”, agrega Martin, ex secretario ejecutivo de la Comisión Nacional de Riego, CNR.

Martin recalca que es necesario reactivar rápido la Estrategia Nacional de Recursos Hídricos planteada en el primer gobierno de Sebastián Piñera. “Lo que complica es decidir la construcción de un embalse que compite con la de un hospital. Por lo tanto, cuesta mucho tomar la decisión si hay gente que se está muriendo. Claro que a futuro es de esperar que no se mueran personas producto de la falta de agua o que industrias tan importantes como la agricultura disminuyan”, agrega.

Por ahora hay varios embalses en construcción , como Punilla, Valle Hermoso y Chironta, pero hay una batería de 16 más pendientes de realizar. Además, se requiere masificar la tecnología existente. “Tenemos tecnología para abrir o cortar un riego o abrir una compuerta desde un celular. Está disponible, a precios adecuados, y financiada, además, por herramientas estatales, como la Ley de Fomento al Riego…. pero hay pocos que la tienen. Hay que masificarla”, dice.

Más que el clima

La falta de agua tiene que ver con las variabilidades cíclicas del clima que cada vez son más frecuentes, con años con mucha lluvia y otros con poca, además del cambio climático. Pero no son las únicas razones. También por el desarrollo del país que requiere más agua para su población que crece, lo mismo que para la industria y otros sectores. De ahí el desafío para hacer buen uso del recurso.

“Este es un tema de una sequía que tiene que ver con el desarrollo. La agricultura se hace más cada vez más intensiva. El productor desplaza un trigo para poner un frutal y, por lo tanto, la cantidad de agua que se requería antes era a y ahora aa. El recurso no está y no es porque haya aumentado la superficie, sino que su uso es más intensivo”, señala Raúl Ferreyra, especialista en riego de INIA La Platina.

El experto considera que el país no requiere avanzar hacia el ciento por ciento con riego tecnificado, porque puede haber zonas o cultivos que se pueden seguir regando en forma superficial y hacer eso en forma eficiente.

“Cada situación es diferente. Hay que tener claro que al poner un riego localizado usted asegura la solución de su problema, pero no el global. Lo que importa al final es la eficiencia de la cuenca y no la del predio”, dice.

Se refiere a que cuando alguien riega por superficie, se producen pérdidas de agua en profundidad por escurrimiento. Ellas caen en el acuífero subterráneo o en los ríos y son utilizadas por otras personas. 

“Hay que analizar cada caso, porque tener 100% de riego localizado no es sinónimo de que tengamos superada la crisis del agua, porque igual puedo tener pérdidas por percolación, aunque es poco probable. Puedo tener un riego localizado, usarlo muy mal y perder el agua, porque riego por tiempos muy largos, por ejemplo”, agrega.

El riego localizado tiene otras ventajas aparte del uso eficiente del agua, como la posibilidad de aplicar fertilizantes, es más fácil de operar y permite regar terrenos con desnivel, en cerros.

Por todo lo anterior, frente a los cuidados que hay que tener frente a un proyecto nuevo cada caso es una situación diferente. “Cada persona que va a tomar una decisión tiene que tener claros los recursos que tiene con una probabilidad de ocurrencia razonablemente adecuada, para no tener problemas, porque si no al final terminan siendo un conflicto por el agua, que ya estamos viendo cada vez más”.

500.000 hectáreas usan riego tecnificado, y más de 250 mil han sido bonificadas por la Ley de Fomento al Riego y Drenaje, según estima la Comisión de Riego.

Fuente: Revista del Campo

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