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Asegura que la derecha puede volver, pero lo que califica como peor.

A través de una carta abierta a las izquierdas de Chile el candidato presidencial del PRO, Marco Enríquez-Ominami, aludió al senador por Antofagasta y también aspirante a La Moneda, Alejandro Guillier, asegurando que no está preparado ni quiere ser de izquierda.

“Que el sentido común de la política sea vivir en democracia, con justicia, en libertad, con equidad, con derechos, con bienestar y felicidad, es un legado de la izquierda y no de la derecha. Porque si por la derecha fuera, la libertad sería la medida de nuestras billeteras; la justicia, que a los pobres “les alcance”; la equidad de derechos, que los gays vivan su vida pero que no hagan sus cochinadas en público; el bienestar, lo que se alcance a pagar con la caridad; y los derechos, esas cosas que tienen los ricos”, sostiene la misiva.

Agregando que “Este sentido común es lo que tenemos que cuidar, esta posta es la que tenemos que apretar con el alma, y para lograrlo es a nuestras semejanzas a donde tenemos que apelar. Porque hoy estamos haciendo algo muy grave. Renunciar. Sun-Tzu tenía razón en esto. Uno no puede dar solamente las peleas que uno calcula se pueden ganar. A veces, también, hay que dar las batallas que se deben dar. Pero Guillier –lo dicen los propios partidos que, en el papel, lo estarían apoyando– no da el ancho para esta batalla obligatoria”.

El líder del PRO asevera “No tiene que ver con transparencia, sino que con consecuencia. Son conocidos los acuerdos de Guillier con las mineras, fue vocero de las isapres, fue funcionario de Piñera durante 10 años, violó la intimidad de un juez de la República, destruyó su carrera y relacionó la homosexualidad con la pedofilia. Hoy se presenta a candidato sin tener idea de cómo se financian las campañas –criticando la ley de financiamiento que el mismo apoyó– y está más preocupado de cuidar su “independencia”, como si ese en política fuera un valor que le importa a alguien más que a él mismo. Alejandro no está preparado ni quiere ser de izquierda”.

Además, enfatiza que “Yo, en cambio, conozco y quiero a las izquierdas (…) Yo no soy independiente. Soy de izquierda, progresista y orgulloso de nuestros logros”.

Finalmente, manifiesta “La posta de la izquierda no puede volver a caerse, y yo estoy dispuesto a tirarme de cabeza al barro para que no se caiga, nuevamente (…) El 2009 –todos– permitimos que pasara algo que no tendría que haber pasado. La derecha puede volver nuevamente, pero peor. Porque si el 2009 la derecha de Piñera era estéticamente la de Obama, la de 2018 es más parecida a la de Trump”.

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