AFP PHOTO / Bryan R. Smith
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El atentado del lunes en el metro de Nueva York, cometido por un bangladesí que se inspiró en el grupo Estado Islámico, ha despertado el fantasma de un ataque de gran envergadura durante las próximas fiestas.

Akayed Ullah, un exconductor de taxi de 27 años que detonó un artefacto casero adosado a su cuerpo, dijo presuntamente a las autoridades que escogió su objetivo por las numerosas pancartas navideñas en el túnel que une Times Square con la estación de Port Authority.

La explosión, que sólo hirió levemente a tres personas, fue provocada dos semanas antes de Navidad, una época que según los expertos atrae mucho a los agresores, ya que se concentra un gran número de personas en espacios concretos.

El año pasado, un refugiado tunecino mató a 11 personas e hirió a otras tantas al arrollar a una multitud congregada en un mercado navideño en Berlín. Una semana más tarde, un yihadista asesinó a 39 personas durante una fiesta de fin de año en una discoteca de Estambul.

En noviembre de 2016, la policía francesa desmanteló una red que planeaba un ataque en un mercado navideño y en Disneyland las semanas previas al 25 de diciembre.

Tanto en Europa como en Estados Unidos, las autoridades han reforzado este año la presencia policial en los lugares con mayor aglomeración y desplegando más bloques de hormigón para prevenir ataques con vehículos.

El Departamento de Estado ha pedido a quienes viajen a Europa ser “prudentes”, ya que “los extremistas siguen apuntando contra lugares turísticos”.

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