Agencia UNO
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La censura a la mesa de la Cámara de Diputados fracasó gracias a las abstenciones de los diputados Calisto, Jouannet, Olivera, Oyarzo, Pérez, Pulgar y Saffirio, los cuales, junto con la ausencia deliberada de Karen Medina, suman ocho votos que habrían permitido el fin del frágil liderazgo de Karol Cariola en la cámara baja, apenas sostenido por 76 votos.

No está de más recordar que existían razones de peso para censurar esta mesa, especialmente por la intromisión del ejecutivo en su conformación, lo que compromete la independencia necesaria para fiscalizar adecuadamente al Gobierno. Además, el hecho de que la Cámara esté presidida por una minoría parlamentaria no contribuye al fortalecimiento de nuestras instituciones democráticas.

¿Pudo haber sido mejor la negociación previa por parte del Partido Republicano y el Partido Social Cristiano con el resto de los partidos? Desde luego. ¿Justifica esto que Amarillos, Demócratas y el PDG hayan respaldado a Karol Cariola? De ningún modo. Por mal camino iríamos si en la discusión pública lo único relevante fuera la negociación y no el contenido de las votaciones. La política debe trascender el mero acto de negociar posiciones, enfocándose en el impacto real de las decisiones sobre la ciudadanía.

Además, las explicaciones que han ofrecido los personeros de Demócratas, Amarillos y el PDG son absolutamente insatisfactorias. Desde Demócratas, todas sus figuras han intentado instalar que respaldaron la presidencia de Cariola por seriedad, sin ofrecer mayores razones que acrediten dicha virtud. Volvemos al problema de la falta de transparencia y el débil fundamento en las decisiones críticas que afectan el funcionamiento de nuestra democracia.

Mucho más grave es el caso del único diputado que tiene Amarillos, Andrés Jouannet, quien mintió en Radio Agricultura al sostener que uno de los argumentos de la censura era que la mesa “había retardado la agenda legislativa en materia de seguridad”, lo cual es a todas luces absurdo considerando que la mesa lleva apenas días de instalación. En ningún momento se esgrimió tal argumento, ni en las intervenciones de los diputados Schubert y Concha. Es poco serio que un diputado tenga que recurrir a la mentira para justificar un voto.

Pero ya el epítome de la nula seriedad fueron las razones de la diputada Karen Medina, quien señaló que se le debe dar una oportunidad a la mesa. La misma que pidió la renuncia del PDG a Gaspar Rivas por conformar esa mesa, ahora nos dice que se le debe dar una oportunidad a aquella. Este cambio de postura evidencia una alarmante falta de coherencia que puede ser interpretada como una maniobra política más que una decisión basada en principios o en el bienestar común.

Chile Vamos, por su parte, tuvo la capacidad de alinear a todos los diputados presentes. Esto es una gran señal considerando que siempre han tenido una fuga de votos en diputados díscolos cuyas ideas y compromisos son poco claros (Lavín, Rey, Carter, Moreira, entre otros). Pero todo el mérito de su votación fue opacado con la prisa con la cual salieron a criticar a quienes presentaron la censura, siendo que era momento de responsabilizar a los ocho diputados que terminaron respaldando a Cariola.

Con todo, considero que esta censura no fue en vano. Fue una gran advertencia para Karol Cariola, quien tendrá que liderar con más prudencia de la que desearía el Partido Comunista. Sabe que cualquier acto percibido como despótico al frente de la mesa de la Cámara será razón suficiente para que, desde las oposiciones pueda surgir una nueva censura. El comportamiento de Cariola tendrá que ser modélico; ante el menor desliz, los ocho diputados que permitieron su continuidad estarán entre los primeros en cuestionar su liderazgo. Dado que desde la derecha muestran menos sectarismo hacia el centro que lo que los centristas exhiben hacia la derecha, es muy probable que apoyen una futura censura. La censura fracasó, es cierto, pero el despotismo de Cariola puede haber sido neutralizado gracias a ella.

Columna de Juan L. Lagos, Investigador de la Fundación para el Progreso.

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